Cuando cambié mis gustos literarios adolescentes (folletines románticos de vampiros y distopías televisadas, entre otros. Sí, todos tenemos un oscuro pasado) gracias a la insistencia de mi madre, descubrí que sus recomendaciones eran algo muy a tener en cuenta. Este libro me lo recomendó ella.
Este libro tiene por protagonista a una joven con una vida dura por delante. Viene de una familia sin excesivos recursos, en la que todos sus hermanos varones han emigrado en busca de trabajo y ella no encuentra ningún puesto cualificado. Ella y su hermana viven con su madre (ya que el padre murió) en un pueblo irlandés hasta que surge la gran oportunidad: un puesto de trabajo en unos grandes almacenes en Brooklyn (Nueva York) como dependienta.
La chica se va a Estados Unidos sola, con la garantía de trabajo y un alojamiento decente, ya que estamos en una época en la que casi todo lo que implicara diversión era de "unas cualquieras". No he dicho qué tipo de novela es, pero es claramente costumbrista: no te mete dentro del pueblo de Irlanda ni en pleno Brooklyn, sino que te mete en la vida de la protagonista.
Hace un breve retrato de la sociedad de Brooklyn, en la que casi todos son emigrantes y empiezan a aparecer cosas nuevas: gente de color comprando en los "grandes almacenes de blancos", cosa que a la protagonista le parece natural y una muy breve pincelada de homosexualidad, preámbulo de la liberación posterior, ya que estamos en los años 50.
Así te acostumbras a sus horarios de trabajo, su escuela nocturna y sus actividades de caridad ayudando a su benefactor, el que la trajo hasta aquí. Con la mentalidad actual, pienso que podría hacer un poco más con su nueva independencia, pero hay que pensar que siguen siendo los años 50. Todo lo hace poniendo cuidado en no comprometer su buen nombre, y que no puedan tacharla de desvergonzada y cosas así.
Y a partir de aquí empiezan los "spoilers", y mi visión personal
La chica se echa un novio italoamericano, que es fontanero de profesión, cosa de la que él se avergüenza y que supone un pequeño quebradero de cabeza para ella. Ahí es cuando empiezan sus conflictos consigo misma, puesto que la descripción que hace de él es maravillosa, el hombre ideal, de esos que no existen... y es hasta guapo.
¿Cuál es el problema entonces? No está segura de que sea lo mejor para ella pensando con la mentalidad de su madre, que está al otro lado del océano. Su madre sueña con casarla con un gran partido y que además sea irlandés, y ella no se atreve ni a contarle por carta que está saliendo con él. Solo se lo cuenta a su hermana y no sabe ni como decirle a qué se dedica él, puesto que aunque sea un chico fantástico, no deja de ser un fontanero y su familia (padres y 3 hermanos) viven en una casa de dos habitaciones. Eso unido a que es una chica muy hermética con sus sentimientos hace que su noviazgo sea poco menos que secreto.
Así que cuando tiene que volver durante un mes a Irlanda, acepta a regañadientes casarse en secreto con él. Es muy joven, lleva menos de un año saliendo con él y aunque le gusta, no termina de saber si le quiere como para casarse con él o no, así que realmente se casa con él porque la presiona: para él es el amor de su vida, y cree que si ella se va soltera a Irlanda, puede que decida no regresar (ojos que no ven...).
Y ahí está la gran disyuntiva, el italoamericano tenía razón, porque cuando llega a una Irlanda en la que no cuenta a nadie que está casada, le entran las dudas de regresar. Brooklyn empieza a ser algo difuso y demasiado lejano, y la gente que ha conocido ahí le parece irreal. Al no haber contado en un primer momento que estaba casada se le hace difícil contárselo a nadie ahora.
Se olvida de escribir a Tony y empieza a guardar sus cartas sin leerlas. Se le abren las puertas en su pueblo natal que en el pasado la obligaron a emigrar: le ofrecen trabajo cualificado y la pretende un gran partido con dinero y familia de renombre.
Respecto al final, me quedo con lo que me comentó mi madre: la palabra es la palabra.
Este libro tiene por protagonista a una joven con una vida dura por delante. Viene de una familia sin excesivos recursos, en la que todos sus hermanos varones han emigrado en busca de trabajo y ella no encuentra ningún puesto cualificado. Ella y su hermana viven con su madre (ya que el padre murió) en un pueblo irlandés hasta que surge la gran oportunidad: un puesto de trabajo en unos grandes almacenes en Brooklyn (Nueva York) como dependienta.
La chica se va a Estados Unidos sola, con la garantía de trabajo y un alojamiento decente, ya que estamos en una época en la que casi todo lo que implicara diversión era de "unas cualquieras". No he dicho qué tipo de novela es, pero es claramente costumbrista: no te mete dentro del pueblo de Irlanda ni en pleno Brooklyn, sino que te mete en la vida de la protagonista.
Hace un breve retrato de la sociedad de Brooklyn, en la que casi todos son emigrantes y empiezan a aparecer cosas nuevas: gente de color comprando en los "grandes almacenes de blancos", cosa que a la protagonista le parece natural y una muy breve pincelada de homosexualidad, preámbulo de la liberación posterior, ya que estamos en los años 50.
Así te acostumbras a sus horarios de trabajo, su escuela nocturna y sus actividades de caridad ayudando a su benefactor, el que la trajo hasta aquí. Con la mentalidad actual, pienso que podría hacer un poco más con su nueva independencia, pero hay que pensar que siguen siendo los años 50. Todo lo hace poniendo cuidado en no comprometer su buen nombre, y que no puedan tacharla de desvergonzada y cosas así.
Y a partir de aquí empiezan los "spoilers", y mi visión personal
La chica se echa un novio italoamericano, que es fontanero de profesión, cosa de la que él se avergüenza y que supone un pequeño quebradero de cabeza para ella. Ahí es cuando empiezan sus conflictos consigo misma, puesto que la descripción que hace de él es maravillosa, el hombre ideal, de esos que no existen... y es hasta guapo.
¿Cuál es el problema entonces? No está segura de que sea lo mejor para ella pensando con la mentalidad de su madre, que está al otro lado del océano. Su madre sueña con casarla con un gran partido y que además sea irlandés, y ella no se atreve ni a contarle por carta que está saliendo con él. Solo se lo cuenta a su hermana y no sabe ni como decirle a qué se dedica él, puesto que aunque sea un chico fantástico, no deja de ser un fontanero y su familia (padres y 3 hermanos) viven en una casa de dos habitaciones. Eso unido a que es una chica muy hermética con sus sentimientos hace que su noviazgo sea poco menos que secreto.
Así que cuando tiene que volver durante un mes a Irlanda, acepta a regañadientes casarse en secreto con él. Es muy joven, lleva menos de un año saliendo con él y aunque le gusta, no termina de saber si le quiere como para casarse con él o no, así que realmente se casa con él porque la presiona: para él es el amor de su vida, y cree que si ella se va soltera a Irlanda, puede que decida no regresar (ojos que no ven...).
Y ahí está la gran disyuntiva, el italoamericano tenía razón, porque cuando llega a una Irlanda en la que no cuenta a nadie que está casada, le entran las dudas de regresar. Brooklyn empieza a ser algo difuso y demasiado lejano, y la gente que ha conocido ahí le parece irreal. Al no haber contado en un primer momento que estaba casada se le hace difícil contárselo a nadie ahora.
Se olvida de escribir a Tony y empieza a guardar sus cartas sin leerlas. Se le abren las puertas en su pueblo natal que en el pasado la obligaron a emigrar: le ofrecen trabajo cualificado y la pretende un gran partido con dinero y familia de renombre.
Respecto al final, me quedo con lo que me comentó mi madre: la palabra es la palabra.
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