El título siempre me había atraído, lo tengo que confesar. Desde la adolescencia, que lo vería en alguna lista de libros recomendados (es premio Pulizer), me llamaba la atención. Luego descubrí que había un lugar en Inglaterra que se llamaba Middlesex y se me metió en la cabeza que el libro no tenía temática sexual sino que se refería al lugar. Lo seguía creyendo cuando decidí leerlo, porque me apetecía descubrir a Jeffrey Eugenides, pero me guardo Las vírgenes suicidas para la película de Sofía Coppola. No sé si he acertado, porque pese a que me ha gustado en conjunto, creo que se tratan demasiados temas que podrían profundizarse por separado, y a la vez sobran muchos pasajes que alargan innecesariamente el libro. Además, el libro no provoca ninguna sorpresa conforme avanza, ya que al principio anticipan todos los detalles sorprendentes, con lo que el lector solo profundiza información. Ha resultado ser una lectura muy del mes del Orgullo, porque, si alguien está tan equivocado como
Hacía muchísimo que no sentía esa sensación. Estar absorta entre las páginas de un libro, vivirlo, tener el corazón en un puño, disfrutarlo, quedarme durante horas meditando sobre él tras haberlo cerrado. Todo eso me ha traído de vuelta aquí, al blog. Las chicas ha sido un gran descubrimiento. No sabría cómo catalogarlo, me ha hecho sentir aprensión por el final durante prácticamente toda la novela, ya que el final es de sobra conocido y se potencia durante toda la novela, sin dejar al lector olvidarlo durante mucho rato. Incluso en los momentos más agradables de la narración, se dejan caer comentarios que recuerdan que esta no es una historia feliz. Por supuesto, es una ficción, pero se inspira en el caso de Charles Manson y sus chicas. Me ha encantado la construcción del personaje protagonista, Evie, dentro del grupo de "las chicas" pero a la vez fuera. Compartiendo con el lector sus anhelos de diversión y felicidad, su aburrimiento, su visión del entorno. La narración del